jueves, 3 de septiembre de 2015

Brunch en Buenos Aires

Almorzar con amigas, siempre es un placer


Ese día Tarantina me había hecho esperarla 45 minutos reloj en la calle. Según ella por mi culpa, según mi abogado por la suya. Según el juez, por un error de comunicación, típico de la era del WhatsApp. Así que mi mañana de sábado había empezado como poco fastidiosa. Pero por suerte repuntó considerablemente yendo a desayunar y termino de perfeccionarse con el pasar de las horas.

- ¿Sabes qué sería re divertido B.?- me preguntó a media mañana Tarantina con una sonrisa de oreja a oreja. Esas que se asemejan considerablemente a las de Heath Ledger haciendo del Guasón. - No, y me preocupa cuando me mirás así-- Que aprovechemos la tarde para que nos refresques a Flor y a mí como usar Photoshop-

Como ya les comenté hace algún tiempo, la gente insiste en creer que soy diseñadora gráfica. O en su defecto, en este caso en particular, que tengo algún tipo de habilidad pedagógica.


Así fue como llegamos a Toulouse -Después de obviamente haber ido a buscar las respectivas computadoras para la clase-. Todos notamos que estos últimos años las salidas han ido sufriendo ciertas modificaciones. Hoy en día es tan normal ir a un almuerzo como lo a una cena (E. me retaría y diría que es comida, ya que sólo se dice "cena" cuando se hace acompañado de un show), y simplemente porque los restos hoy en día nos hicieron un guiño y nosotros acatamos.


Los brunchs son una clara demostración de esto. Recetas de cocina traídas de Estados unidos se argentinizan un poco y se adaptan a nuestros horarios. Para nosotros sigue siendo casi imposible que elijamos desayunar un huevo revuelto con tostadas, pero como un pseudo almuerzo pudimos aceptarlo. Y lo elegimos.


Toulouse es uno de estos lugares, mitad resto, mitad atelier. Mezcla dos cosas que me encantan: muy buena comida y arte. En pleno corazón de Palermo, ubicado en la calle Bonpland al 2100, encontramos un rincón luminoso y con atención excelente donde  nos sentarnos a almorzar e impartir las dichosas clases de Photoshop.

Con un decoración un poco vintage y otro poco ecléctica; mucha luz y obras de arte, lograron un efecto precioso. Además es un lugar cómodo; donde no sólo da gusto comer, sino donde también se disfruta la sobremesa y la tranquilidad.


Cómo nota de color, les comento que todo lo que probamos nos pareció riquísimo, con la particularidad de que todos los menús ya te incluyen la bebida. En nuestro caso elegimos una limonada, espectacular.

Al fin y al cabo no sé si las chicas aprendieron mucho, pero yo me llevé una buena experiencia. Dicen que no importa el lugar sino con quien estás, pero nadie niega que suma ¿no?


¿Ustedes que lugares me pueden recomendar?

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